Escapada cultureta a los madriles

Aprovechando las vacaciones de verano y con la excusa de la exposición Máquinas y Almas que todavía puede verse en el Reina Sofía (hasta el 13 de Octubre), me monté una escapadita a Madrid dispuesto a pegarme una rutilla cultural de museos.

Siempre había dicho (la ignorancia es muy atrevida) que Madrid no me molaba nada y pensaba que era por el gran amor que siento hacia Barcelona, pero con esta escapadita descubrí el encanto de esta ciudad (recorriendo barrios como la Latina y Lavapiés sobre todo) y desde luego la oferta cultural y artística no te la acabas. He vuelto encantado y con el sentimiento de que hay que programar unas cuantas visitas obligadas a la capital durante el año.

Empecé visitando el domingo por la tarde La Casa Encendida, a la que le tenía muchas ganas. Es un centro interesantísimo, donde aparte de los espacios expositivos, hay montado un espacio de trabajo acojonante (mediateca, biblioteca…) de varias plantas y todos los recursos que uno pueda desear.

Me entraron ganas de tomarme un año sabático y venirme a Madrid a enfrascarme en algun proyecto y tirarme los dias aquí investigando y documentándome.

En la planta baja visité una interesante exposición documental sobre la globalizacion (“Globalización y Fracturas”) y los compromisos de los paises ricos por la sostenibilidad del planeta y el acceso de todos los humanos a los recursos básicos.
Para el final de la tarde, en la terraza se programan DJs y se lia un buen asunto con los tejados de Madrid a tus pies (solo eché de menos una barra con cervecitas.) Desde luego los de la Casa Encendida se lo montan pero que muy bien.

La mañana siguiente aproveché para acercarme al Reina Sofía a ver la exposición ‘Máquinas y Almas’, objetivo principal del viaje. La muestra, que intenta profundizar en el trabajo que artistas y científicos están haciendo como creadores en el campo de los ‘nuevos medios’, no es excesivamente extensa, así que se puede ver relativamente rápido y contiene algunas instalaciones muy interesantes a las que les tenia ganas, como las esculturas interactivas de ferrofluidos de Sachiko Kodama (impresionantes de ver en directo! son como mágicas, ver un fenómeno físico controlado!) o los espejos mecánicos de Daniel Rozin (que dibujan tu imagen captada por una webcam en tiempo real en una matriz de objetos motorizados.)

Otros proyectos interesantes son las “bestias de la playa” de Theo Jansen, unas complejas criaturas articuladas fabricadas a base de tubos de plástico, diseñadas para moverse propulsadas únicamente por la fuerza del viento, y que el artista tiene pensado dejar sueltas en las playas para que vivan sus propias vidas.

También me llamaron mucho la atención las esculturas cinéticas de Paul Friedlander, sobre todo las más grandes y el hecho de que pudiesen generar esos volumenes solo a partir de unos filamentos rotando, observándote como gigantes silenciosos.

La instalación “Listening Post” de Ben Rubin y Mark Hansen, una matriz de pantallas de LED de cajas registradoras muestra en tiempo real fragmentos de conversaciones que se están produciendo en ese momento en chats. Más allá del propio sentido de la obra, la sensación que se tiene cuando te encuentras delante de todas esas pantallas mostrando los mensajes, encendiéndose y apagándose atendiendo a ciertos patrones sonoros, es muy interesante y atractiva. Yo me quedé un rato viéndola y observando la matriz como una máquina gigante en sí misma que trataba de comunicarse conmigo utilizando mensajes robados, y comportándose de una forma aparentemente caprichosa y aleatoria.

La muestra se completa con las obras de más de una docena de artistas más, pero solo he comentado los que más me llamaron la atención.

Por la tarde decidí acercarme al Caixa Fòrum más atraido por la arquitectura del edificio que es impresionante (una antigua central eléctrica restaurada que está literalmente “flotando en el aire”) y por supuesto por el famoso jardín vertical, que por la exposición actual, de Alphonse Mucha.

Por supuesto, además del acceso al edificio por la parte inferior a lo platillo volante, lo que más mola es el impresionante hall lleno de sofás y la sucursal de la libreria LAIE en la que la cartera corre muuucho peligro.

El día siguiente decidí acercarme por último hacia la zona de la Castellana / Plaza de Castilla:  cambio de rollo total, zona de rascacielos y tal. Allí me acerqué a la Fundación Canal a ver la exposición de Duane Hanson y sus estatuas hiperrealistas de personajes del ‘sueño americano’, impresionante, entrabas en la sala y no sabias quienes eran las personas que la estaban visitando y quienes eran las estatuas, de lo reales que eran. Cuando entré y de repente la vigilante empezó a hablarme para decirme que no se podían hacer fotos me dí un susto porque pensaba que era una estatua!

En el exterior del edificio está el superdepósito de agua del Canal de Isabel II, y me gustó como habían intervenido en él para alojar una exposición de retratos de Photo España, con impresiones en gran formato sobre materiales resistentes al agua, ya que las obras se encuentran a la intemperie.

Y con un muy buen sabor de boca y muchas ganas de volver pronto a los madriles, me dispuse a cruzar la Mancha camino a casa…